Una alimentación saludable es la base para generar la energía necesaria para cualquiera de las actividades diarias, para asegurar el correcto crecimiento en las etapas más exigentes (embarazo, lactancia, primeros dos años, adolescencia), para asegurar también el desarrollo intelectual en los dos primeros años de vida y para mantener un funcionamiento normal del sistema inmunológico, previniendo la aparición de enfermedades y recuperando la salud en el caso de que hayan ocurrido.
Comer y hacerlo con gusto también es una necesidad psicológica y una oportunidad de intercambio con la familia y con quienes comparten la mesa de todos los días.
Realizar una buena alimentación depende de gustos y hábitos, de las prácticas y costumbres familiares y las que impone la sociedad, de los alimentos disponibles y -muy importante- de los recursos que se disponen y los precios de los alimentos.
Comer bien y en forma saludable no significa comer caro. Si se varían los alimentos consumidos, si se los elige con atención y se los utiliza bajo el criterio de obtener su mejor rendimiento, se obtendrán ahorros importantes en el costo de la canasta de alimentos, sin sacrificar, sino incluso mejorando la alimentación familiar.
La base de una alimentación saludable puede resumirse en consumir alimentos variados, no siempre los mismos, tratando de incluir alimentos de todos los grupos a lo largo del día, preparándolos de diferentes formas y en cantidades adecuadas.
Es importante recordar que aunque muchos alimentos son buenos, ninguno es completo y no es suficiente comer siempre los mismos alimentos o usarlos en las mismas comidas.
La monotonía alimentaria inevitablemente termina en algún tipo de enfermedad nutricional: los nutrientes (hierro, proteína, calcio, zinc, otros minerales y las vitaminas) actúan en conjunto, no en forma aislada y cualquier actividad que realiza el organismo (aún durante el sueño nocturno) necesita o consume energía (calorías).
Una alimentación monótona probablemente sea deficiente en uno o en varios nutrientes. Si las reservas de esos nutrientes en el organismo ya fueron utilizadas el resultado puede ser un menor crecimiento (los niños terminan siendo más "petisos"), un menor desarrollo intelectual o enfermedades más frecuentes.
Esto puede suceder aún cuando la cantidad total de comida y por lo tanto la energía total de la alimentación sea suficiente. Como la energía que no se utiliza sí se almacena bajo la forma de tejido adiposo o grasa, el resultado final de la monotonía alimentaria en los niños termina en un niño acortado, con deficiencias en su capacidad intelectual, pero con sobrepeso u obesidad.
La etapa de más rápido crecimiento, que se extiende desde el embarazo hasta los dos años, y mientras dure la lactancia es el momento de la vida en que la alimentación es más importante y tiene gran repercusión sobre la salud y educación futura de los niños. También es importante la adolescencia, especialmente en las mujeres.
Sin embargo no todo es alimentación. Mantener una actividad física regular contribuye a un buen estado general de salud, a la prevención de la obesidad y otras enfermedades de la vida adulta y a una adecuada salud ósea en la adultez y en la vejez.
Así también y fundamentalmente en los primeros años de vida, los niños son absolutamente dependientes de su madre o de quien los cuida. Cualquier intervención para mejorar o favorecer su adecuado crecimiento y desarrollo debe contemplar una estimulación adecuada de los niños, ofreciéndole un ambiente con afecto, con atención y rodeado de colores, dibujos, lectura de cuentos, canciones, juguetes, etc. Cada uno de estos estímulos y todos en su conjunto favorecen el desarrollo de los niños y lo ayudan a ser cada vez más activo en el medio que lo rodea, contribuyendo así a desarrollar mejor su capacidad intelectual, lo que redundará en una mejor predisposición llegado el momento del ingreso a la escuela.
Alimentación variada y estimulación oportuna constituyen un conjunto inseparable en el buen crecimiento y desarrollo infantil.
Lic. Romina M. Gamboa
Nutricionista – M.P. Nº 2101