El colesterol es una sustancia grasa proveniente de dos fuentes: el propio cuerpo y algunos alimentos. El hígado produce la cantidad de colesterol necesaria y suficiente para el normal funcionamiento del organismo.
El cuerpo utiliza el colesterol para producir hormonas, vitamina D y los ácidos biliares que ayudan a digerir la grasa. Se necesita sólo una pequeña cantidad de colesterol en la sangre para satisfacer estas necesidades.
El colesterol es el principal esterol del organismo humano y precursor de todos los demás esteroides corporales. Se encuentra formando parte de membranas celulares, lipoproteínas, ácidos biliares y hormonas esteroideas.
El colesterol es un importante constituyente de los cálculos biliares, pero su principal función patológica, lo constituye la producción de aterosclerosis de arterias vitales, causando enfermedad coronaria, cerebrovascular y vascular periférica.
Los alimentos derivados de animales son ricos en colesterol especialmente huevos, lácteos y las carnes. La mayoría de este está en forma esterificada.
El organismo absorbe aproximadamente la mitad del colesterol contenido en la dieta. La síntesis del colesterol se halla regulada sobre todo por la ingesta de colesterol en la dieta.
Un simple análisis de sangre en los primeros años de vida podría identificar a los niños con hipercolesterolemia familiar, una afección genética que causa altos niveles de colesterol incrementando considerablemente el riesgo de muerte precoz por enfermedad cardíaca.
Hace algunos años, especialistas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba) demostraron que una proporción importante de chicos y jóvenes de esa ciudad tenían elevado colesterol. Ahora, el panorama no sólo no mejoró, sino que parece complicarse: de la mano de la obesidad, que se incrementa desde la más tierna infancia, el colesterol alto se presenta como una grave amenaza para la salud del corazón y las arterias, ya a edades tempranas.
Menos del 5% de los casos corresponde a la forma familiar de dislipidemia o hipercolesterolemia familiar, otro 5% del exceso de colesterol es por causas secundarias como pueden ser hipotiroidismo, síndrome nefrótico, problemas hepáticos. El resto, es decir, el 90% de los casos, es consecuencia de la mala alimentación, que hace que el hígado se defienda de algún modo y permita el aumento del colesterol sanguíneo.
Los niños cuyos padres hayan sufrido eventos cardiovasculares antes de los 50 años, que tengan hipercolesterolemia familiar, sean obesos o hijos de obesos, deben ser observados con atención.
La hipercolesterolemia infantil no es nueva, ya que las placas de ateroma (acumulación de grasa en las arterias) comienzan a formarse muy precozmente. Sin embargo es preocupante porque existe una íntima relación entre la obesidad y el aumento del colesterol, ambos vinculados con un mayor consumo de grasas saturadas e hidrogenadas (grasas trans), abundantes en gran cantidad de alimentos, aun en aquellos que parecen no contenerlas.
La obesidad genera alteraciones del metabolismo de los lípidos e impacta negativamente sobre el equilibrio glucosa-insulina (puerta de entrada de la diabetes), a consecuencia de la acumulación de grasa corporal, la mayoría de los casos de hipercolesterolemia infantil se soluciona regulando la dieta y con actividad física.
El objetivo es retardar el comienzo del proceso aterosclerótico, y para eso hace falta cambiar hábitos de vida, desde chicos.
Lic. Romina M. Gamboa
Nutricionista
Posgrado en Salud Social y Comunitaria